
Ahorrar con el fin de complementar una futura pensión pública… si es que la hay. Contratar un plan de pensiones u otro producto de ahorro con vistas a la jubilación se va a convertir en una necesidad vital para aquellos que quieran mantener un nivel de ingresos después de su etapa laboral.
Siempre a final de año, empiezan las campañas de las entidades. Pero los productos de ahorro previsión ni son exclusivos del final de año (quienes invierten sólo en diciembre pierden rentabilidad frente a si lo hicieran el resto del ejercicio), ni están pensados a partir de una edad determinada. Y mucho menos están diseñados para que nos ahorremos impuestos. Cierto es que el Gobierno los ha dotado de una fiscalidad presente que nos permite deducir de la base imponible la aportación realizada durante el ejercicio fiscal (topado al menor de 8.000€ o el 30% de los rendimientos de trabajo).
Lo más importante que tenemos que tener en cuenta, es que es un instrumento financiero, y como tal, se ha de ir controlando y variando en función de nuestra edad y nuestro perfil de inversor para evitar pérdidas al final de nuestra etapa como ahorradores.
Hay que recordar que los planes de pensiones, al deducirnos las aportaciones realizadas de la base imponible, cuando lo cobramos, éste se va a incorporar en la base como rendimientos del trabajo. Así que hay que estar preparado para hacer frente a una subida de tipo marginal de nuestro IRPF.
Muy importante, antes de liquidar nuestro plan de pensiones, sea cual sea la contingencia que nos lo permita, hay que hacer una buena planificación de cómo queremos y debemos cobrarlo.
Este articulo pretende alertar a los propietarios de Planes de Pensiones de que sí, que es un buen instrumento para complementar nuestra jubilación, pero que hay que entender qué es lo que tenemos entre manos.
En próximos artículos, iré informando de ello.