
Cuando uno tiene un temor es posible que piense en el seguro de dependencia. Mientras que si todo va sobre ruedas es difícil que alguien la planifique. En consecuencia, hasta que no somos mayores y empezamos a tener problemas no nos planteamos contratar este seguro.
España se encuentra entre los países con mayor esperanza de vida de la Unión Europea.
Según el Estudio Nacional sobre Dependencia, el 66% de los encuestados se ha planteado que llegará a ser dependiente cuando envejezca:
- El 72% considera que no podría afrontar un coste de 1.800 € (equivalente al precio medio de una residencia)
- El 53% considera que no podría afrontar un coste de 600€ (precio medio de un centro de día)
Por estas razones y porque el grado de protección público siempre estará limitado a la disponibilidad presupuestaria, es especialmente necesario incluir en nuestro plan de previsión un seguro privado que complemente las prestaciones públicas y nos garantice disponibilidad económica para nuestro bienestar y dignidad futura, sea cual sea nuestra situación personal.
El mejor momento para contratar el seguro de dependencia
Cuanto antes, mejor. Aunque es cierto que a edades jóvenes, antes de los 35, 40 o 45 años no se suele necesitar. No obstante, es el mejor momento para obtener la protección con las condiciones más ventajosas.
A partir de los 45 o 50 años también se puede contratar aunque las condiciones, tanto económicas como de previsión, no serán exactamente tan idóneas. No obstante es un buen momento teniendo en cuenta que antes no lo solemos hacer y que a partir de los 65 ya es demasiado tarde porque las aseguradoras no permiten dar de alta el seguro.
¿Cómo la aseguro?
En primer lugar, huyendo de las pseudocoberturas de dependencia que solo sirven para anticipar un capital o el ahorro acumulado por un instrumento que si llega a materializarse la dependencia, simplemente paliaría una situación muy limitada en el tiempo. Y es que una cantidad de 20.000€ o 30.000€ sirve sin duda de ayuda, pero no resolverá el problema de la dependencia, que de llegar a materializarse, perdurará en el tiempo toda la vida.
Hemos llegado a la conclusión, por tanto, que un capital no sirve o al menos no es suficiente. Lo ideal es que si se produce la dependencia se obtenga una renta vitalicia que perdure en el tiempo.
Seguro de vida entera
Ya sabemos una parte del cómo: una renta vitalicia, pero, ¿sabemos cuándo la llegaremos a precisar? No, y es posible que no lo necesitemos nunca, pero por poder ocurrir puede suceder cuando tengamos 80 o quizás 85 años, así que la modalidad de seguro debe ser de vida entera, que no nos hablen de seguro TAR, (Temporal Anual Renovable), que limita la cobertura hasta los 70 o 75 años.
Y en la modalidad de vida entera, el precio del seguro se puede diferenciar entre una forma de pago vitalicio, que se paga siempre mientras se viva, o concentrado hasta los 70 o 75 años, que se paga algo más anualmente hasta esta edad, pero después la persona queda liberada del pago de primas y permanece asegurado.
La cuantía del seguro, la prima que tenemos que pagar, dependerá de varios factores:
- Edad al formalizar el seguro
- Cuantía elegida de renta inicial
- Forma de pago del seguro, con primas temporales o vitalicias
Según la combinación de estos factores tendremos un seguro de dependencia y primas más o menos costosos pero ajustados a nuestras necesidades de protección.
La cuantía de renta puede ser mayor o menor pensando que complemente la pensión de la Seguridad Social, que por nuestro trabajo y actividad laboral vayamos a poder generar.
Asegurarnos de esta situación de dependencia, puede ser efectivamente sencillo, aunque es conveniente realizar un análisis previo de contratación del seguro de dependencia y guiarnos por asesores profesionales independientes, que te orienten acorde a tus inquietudes.
Consúltanos. Te ofrecemos una renta vitalicia que resuelva esta situación. Y, además, con una interesante fiscalidad tanto por las aportaciones realizadas anualmente como en caso de ser necesaria la prestación por dependencia.